Obtuvimos una gran cantidad de datos de nueve aves etiquetadas con telemetría, que ayudarán a justificar medidas de conservación inmediatas. De los 31 cóndores cuya sangre analizamos, todos gozaban de buena salud. Y aprendimos que la endogamia no ha ocurrido, gracias al flujo de genes entre dos subpoblaciones.
Las amenazas más significativas son las de los ganaderos que disparan o envenenan cóndores en la creencia de que las aves atacan al ganado. Aunque se sabe que los cóndores hambrientos matan ocasionalmente terneros jóvenes, nuestros estudios muestran que prefieren carroña si está disponible. La competencia por la carroña es dura, sin embargo, debido a los perros salvajes y vagabundos. La exposición al plomo puede ser otra amenaza; encontramos altos niveles en cóndores de Argentina.
Estos factores se ven agravados por las tasas reproductivas naturalmente lentas de la especie. Los cóndores andinos necesitan al menos siete años para madurar antes de aparearse, después de lo cual las parejas exitosas solo crían un solo polluelo cada dos años. La productividad no puede seguir el ritmo de la mortalidad, lo que hace que la población sea extremadamente vulnerable.
El Cóndor Andino tiene ventajas que auguran su recuperación.
Los residentes y turistas en América del Sur están genuinamente interesados en salvar este tesoro cultural, y hemos llegado a millones en documentales y con un nuevo sitio web en español. Nos asociamos con el Ministerio de Medio Ambiente de Ecuador y lideramos la Red de Conservación de Cóndores Andinos, un consorcio de investigación de todo el continente. Con el tiempo, esperamos preservar el hábitat del Cóndor Andino que también proteja cuencas hidrográficas clave y mantenga la biodiversidad de la Cuenca Amazónica, cumpliendo el antiguo papel de esta especie en el mito andino como símbolo de salud e inmortalidad.