Los sofocos durante la menopausia son angustiantes para las mujeres y dan como resultado una mala calidad de vida. El objetivo de la revisión actual era evaluar las modalidades de tratamiento disponibles que deberían utilizarse para el tratamiento de los sofocos. La menopausia se refiere a la última menstruación de la vida de la mujer y se puede declarar después de la amenorrea de 12 meses. Los síntomas vasomotores que incluyen sofocos y sudores nocturnos son comunes después de la menopausia, afectando a casi el 50-85% de las mujeres mayores de 45 años. El incremento medio en la temperatura corporal y cutánea central es de 0,5 ° C y de 0,25 a 3°C durante un ataque de sofocos. El bajo nivel de estrógeno durante la menopausia y su asociación en el desencadenamiento de episodios de sofocos, todavía está en debate. La hipótesis más aceptada es un estrechamiento de la zona termoneutral (TNZ) desencadenado por fluctuaciones de estrógeno. Aunque la terapia de reemplazo hormonal (TRH) sigue siendo el tratamiento estándar para el alivio de tales síntomas, la incidencia de efectos secundarios potencialmente mortales impidió su uso a los profesionales médicos. Las complicaciones asociadas con el uso de THS se pueden evitar mediante una evaluación adecuada de los pacientes antes de iniciar el tratamiento. Varias pautas también han recomendado que la TRH (estrógeno y progesterona) sea segura hasta por un período de siete años. Se utilizan tratamientos hormonales y no hormonales para el tratamiento de los sofocos. Dado que los sofocos son la complicación menos apreciada y descuidada de la menopausia, la revisión actual proporciona información detallada sobre sus antecedentes, fisiopatología y manejo, y enfatiza la necesidad de su tratamiento.