El pulpo es una de las criaturas más alienígenas del mundo, pero nada lo pone en perspectiva más que las diferencias fisiológicas entre ellos y las criaturas con las que estamos más familiarizados. Al igual que las cucarachas y los calamares, la neurología del pulpo está controlada por múltiples cerebros separados, nueve en el caso de este extraño pulpo. Y muchas de sus habilidades de manipulación se reducen al hecho de que pueden usar esos cerebros para controlar ocho tentáculos distintos. Pero su sistema circulatorio es igual de inusual. El pulpo tiene múltiples corazones, y ese hecho puede revelar secretos sobre su historia evolutiva al tiempo que informa nuestra comprensión de cómo manipulan sus entornos. Aquí están todos los datos que necesita saber sobre los corazones de un pulpo.
Cómo funciona el Corazón
No todos los animales tienen corazón. Las anémonas de mar y las estrellas de mar se las arreglan sin un órgano dedicado para bombear sangre, pero el hecho de que las medusas sean el animal más grande sin corazón es una indicación de la necesidad de un corazón para animales que son fisiológicamente sofisticados más allá de un cierto nivel. La noción de un sistema circulatorio impulsado por una bomba centralizada que puede distribuir sangre por todo el cuerpo evolucionó por primera vez hace aproximadamente 600 millones de años, y desde entonces ha sido un elemento básico de casi toda la vida animal. Independientemente de si estás hablando de un águila calva, una rana arbórea o un abejorro, la función es la misma: suministrar nutrientes y oxígeno para nutrir los tejidos del cuerpo y eliminar cualquier desecho en circulación.
La mayoría de los animales tienen un solo corazón, pero incluso esos pueden variar significativamente en términos de diseño y funcionalidad. El abejorro mencionado anteriormente tiene un sistema circulatorio abierto con un corazón que recorre todo el cuerpo y simplemente derrama sangre sobre los órganos. El cuello extremadamente largo de la jirafa africana requiere que estos equinos posean corazones increíblemente poderosos con paredes cardíacas gruesas que sean capaces de bombear sangre de manera eficiente hasta sus cerebros. El mamífero terrestre más rápido del mundo, el guepardo, también tiene un corazón increíblemente rápido y es capaz de una aceleración excepcional. Los datos científicos indican que puede duplicar su frecuencia cardíaca en reposo de alrededor de 120 LPM en el transcurso de unos segundos.