Protección del medio ambiente antártico: Fortalecimiento de los vínculos entre la ciencia y la gobernanza

La Antártida tiene importantes valores ambientales, científicos, históricos e intrínsecos, todos los cuales vale la pena proteger en el futuro. No obstante, la zona está sujeta a un nivel y una diversidad cada vez mayores de actividades humanas que pueden repercutir en esos valores en los entornos marino, terrestre y crioesférico. Las amenazas al medio ambiente antártico, y a los valores antes mencionados, incluyen el cambio climático, la contaminación, la destrucción del hábitat, la alteración de la vida silvestre y la introducción de especies no nativas. Con el tiempo, se ha establecido un conjunto de acuerdos internacionales jurídicamente vinculantes, que forman parte del Sistema del Tratado Antártico, para ayudar a salvaguardar el medio ambiente antártico y proporcionar un marco para hacer frente a los desafíos que plantean estas amenazas. El más importante de estos acuerdos es el Protocolo sobre la Protección del Medio Ambiente del Tratado Antártico y la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos. Muchos científicos que trabajan en la Antártida realizan investigaciones pertinentes para la elaboración de políticas ambientales en la Antártida. Una interacción bidireccional más eficaz entre los científicos y los responsables de la formulación de políticas fortalecería aún más el marco de gobernanza, en particular mediante: a) una mejor comunicación de las prioridades de los responsables de la formulación de políticas y la determinación de las necesidades científicas conexas, y b) un mejor suministro por parte de los científicos de información «preparada para la formulación de políticas» sobre las prioridades existentes, las cuestiones emergentes y los avances científicos y tecnológicos pertinentes para la protección del medio ambiente. El Comité Científico de Investigaciones Antárticas (CCIA) tiene un largo y exitoso historial de resumir los conocimientos científicos pertinentes para la formulación de políticas a los encargados de formular políticas, por ejemplo, a través de su Grupo de Especialistas en Asuntos Ambientales y Conservación (GOSEAC) hasta 2002, actualmente el Comité Permanente del CCIA sobre el Sistema del Tratado Antártico (SCATS) y recientemente a través de su participación en el Portal del Medio Ambiente Antártico. La mejora de los mecanismos de comunicación entre la ciencia y las políticas, combinada con un examen decidido de las oportunidades de financiación de la ciencia pertinente para la formulación de políticas, mejoraría en gran medida la elaboración de políticas internacionales y la protección del medio ambiente antártico.

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